sábado, 25 de mayo de 2013

Cancer de útero . María José Chacón Pérez

Cáncer de útero:



Definición: Cáncer que se forma en los tejidos del cuello uterino (el órgano que conecta el útero con la vagina). Por lo general, es un cáncer que crece lentamente, que puede no tener síntomas pero que puede encontrarse con un frotis de Papanicolaou común (un procedimiento en el que se raspan células del cuello uterino y se observan bajo un microscopio). La causa del cáncer de cuello uterino es casi siempre por infección con el virus del papiloma humano (VPH).
 Causas: Existen algunos factores que se han relacionado con la incidencia del cáncer de cérvix. El factor de riesgo más importante en el desarrollo de lesiones pre malignas (CIN) o cáncer de cérvix es la infección por papiloma virus, especialmente los tipos 16 y 18. Otros factores son:
·        El consumo de tabaco.
·        La promiscuidad sexual.
·        Edad precoz de inicio de relaciones sexuales.
·        Número de hijos elevado.
·        Bajo nivel socioeconómico.
·        Menopausia después de los 52 años.


SÍNTOMAS DE CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO
Los programas de detección precoz permiten diagnosticarlo en mujeres asintomáticas. Habitualmente el primer síntoma de cáncer de cérvix es el sangrado postcoital o entre dos menstruaciones. También puede ir acompañado de un aumento en las secreciones vaginales, que se hacen malolientes.
Es posible que la mujer no tenga ningún dolor ni síntoma hasta las últimas fases de la enfermedad, pero las Pap realizadas sistemáticamente pueden detectar el cáncer cervical de forma precoz. El cáncer cervical comienza con cambios lentos y progresivos en las células normales y tarda varios años en desarrollarse. Estos cambios progresivos se observan al microscopio colocando las células extraídas mediante la técnica Pap sobre un portaobjetos. Los patólogos han descrito estos cambios en distintos estadios que van desde la normalidad hasta el cáncer invasivo.

DIAGNÓSTICOS

La Pap puede detectar de forma exacta y poco costosa hasta un 90 por ciento de los cánceres cervicales, incluso antes de que aparezcan los síntomas. En consecuencia, el número de muertes por esta enfermedad se ha reducido en más del 50 por ciento. Es recomendable que las mujeres se hagan su primera Pap cuando comienzan a ser sexualmente activas o a partir de los 18 años y que lo repitan sucesivamente una vez al año. Si los resultados son normales durante 3 años consecutivos, entonces la prueba puede espaciarse y realizarla cada 2 o 3 años, siempre que no se cambie el hábito de vida. Si todas las mujeres se sometieran a la Pap de forma periódica, podrían eliminarse las muertes causadas por esta clase de cáncer. Sin embargo, casi el 40 por ciento de las mujeres de los países desarrollados no se hace la prueba regularmente.
Si se encuentra una masa, una úlcera u otra formación sospechosa sobre el cuello uterino durante una exploración pélvica, o si los resultados de las Pap indican una anomalía o cáncer, se debe realizar una biopsia (extracción de una muestra de tejido para examinarla al microscopio). La muestra de tejido se obtiene durante una colposcopia, en la que se usa un tubo de visualización con una lente de aumento (colposcopia) para examinar el cuello interno del útero minuciosamente y escoger el lugar idóneo de la biopsia. Se realizan dos clases de biopsia: la biopsia en sacabocados, en la que se extrae una diminuta porción del cuello uterino que se selecciona visualmente con el colposcopio, y el legrado endo-cervical, en el que se raspa el tejido del canal del cuello inaccesible visualmente. Ambos procedimientos son un poco dolorosos y producen una pequeña hemorragia, aunque juntos suelen proporcionar suficiente tejido para que el patólogo establezca un diagnóstico. Si éste no resulta claro, se realiza una conización, en la que se extrae una mayor porción de tejido. Por lo general, esta biopsia se realiza mediante escisión electro quirúrgica en la propia consulta del médico.
Una vez que se ha establecido el diagnóstico, se deben determinar el tamaño y la localización exacta del cáncer (es decir, se realiza un estadiaje). El proceso se inicia con una exploración física de la pelvis y varias pruebas (cistoscopia, radiografía de tórax, pielografía intravenosa, sigmoidoscopia) para determinar si el cáncer cervical se ha extendido a otras estructuras circundantes o a partes más distantes del cuerpo. Así mismo, pueden realizarse otras pruebas, como una tomografía computadorizada, una enema con papilla de bario y radiografías de huesos e hígado, dependiendo de las características de cada caso.

TRATAMIENTOS

El tratamiento depende del estadio en que se encuentre el cáncer. Si el cáncer está confinado a la capa más externa del cérvix (carcinoma in situ), a menudo se puede eliminar el cáncer por completo extrayendo parte del cérvix con un bisturí o mediante escisión electro quirúrgica. Este tratamiento tiene la ventaja de no alterar la capacidad de tener hijos. Pero ya que es posible que el cáncer vuelva, los médicos aconsejan que las mujeres se realicen revisiones y Pap cada 3 meses durante el primer año y cada 6 meses a partir de este momento. Si una mujer tiene un carcinoma in situ y no desea tener hijos, es recomendable la extirpación del útero (histerectomía).
Si el cáncer está en un estadio más avanzado, es necesario realizar una histerectomía más una extracción de estructuras adyacentes (histerectomía radical) y de ganglios linfáticos. Los ovarios, si son normales y funcionan correctamente, no se extirpan cuando las mujeres son jóvenes. La radioterapia también es muy efectiva para el tratamiento del cáncer cervical avanzado que no se ha extendido más allá de la región pélvica. A pesar de que causa pocos o ningún problema inmediato, puede provocar irritación en el recto y la vagina. Las lesiones en la vejiga y el recto pueden producirse incluso tiempo después, y los ovarios, en general, dejan de funcionar.
Cuando el cáncer se ha extendido más allá de la pelvis, a veces se debe recurrir a la quimioterapia. Sin embargo, sólo es eficaz en el 25 al 30 por ciento de los casos tratados y los efectos habitualmente son temporales.
FASES:
·        Estadio I: el cáncer se encuentra localizado en el útero y no afecta a los ganglios linfáticos de la pelvis (esta etapa se puede subdividir en A, B, C dependiendo de la profundidad del tumor en la pared del útero).
·        Estadio II: el tumor se ha diseminado desde el cuerpo del útero hasta alcanzar el cérvix o cuello del útero.
·        Estadio III: la lesión alcanza otras estructuras fuera del útero (ovarios, vagina, ganglios de la pelvis) pero permanece confinado a la pelvis.
·        Estadio IV: el cáncer puede afectar al recto, vejiga y/o ha alcanzado otros órganos más alejados.
La gran mayoría de las pacientes se diagnostican en las fases más precoces, por lo que el pronóstico en esos casos es muy bueno.
Las células que forman el tumor de endometrio se dividen en función del grado. El grado está en relación al parecido que poseen las células tumorales con respecto a las células normales del endometrio, e indica la velocidad con la que el cáncer puede desarrollarse: 
·        Grado 1 ó bien diferenciado: las células se parecen mucho a las células normales y son tumores que crecen despacio.
·        Grado 2 ó moderadamente diferenciado: guardan cierta semejanza con las células de origen y su crecimiento es más rápido que en el grado 1.
·        Grado 3 ó indiferenciado: no se parecen a las células de origen y crecen rápido y con más frecuencia se diseminan.

María José Chacón Pérez 1F






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