Cáncer
de útero:
Definición: Cáncer que se forma en los tejidos del cuello
uterino (el órgano que conecta el útero con la vagina). Por lo general, es un
cáncer que crece lentamente, que puede no tener síntomas pero que puede
encontrarse con un frotis de Papanicolaou común (un procedimiento en el que se
raspan células del cuello uterino y se observan bajo un microscopio). La causa
del cáncer de cuello uterino es casi siempre por infección con el virus del
papiloma humano (VPH).
Causas: Existen algunos factores que se han relacionado con
la incidencia del cáncer de cérvix. El factor de riesgo más importante en el
desarrollo de lesiones pre malignas (CIN) o cáncer de cérvix es la infección
por papiloma virus, especialmente los tipos 16 y 18. Otros factores son:
·
El consumo de tabaco.
·
La promiscuidad sexual.
·
Edad precoz de inicio de relaciones sexuales.
·
Número de hijos elevado.
·
Bajo nivel socioeconómico.
·
Menopausia después de los 52 años.
SÍNTOMAS DE CÁNCER DE CUELLO
DE ÚTERO
Los programas de detección precoz permiten diagnosticarlo en mujeres
asintomáticas. Habitualmente el primer síntoma de cáncer de cérvix es el
sangrado postcoital o entre dos menstruaciones. También puede ir acompañado de
un aumento en las secreciones vaginales, que se hacen malolientes.
Es posible que la mujer no tenga ningún dolor ni síntoma hasta las últimas
fases de la enfermedad, pero las Pap realizadas sistemáticamente pueden
detectar el cáncer cervical de forma precoz. El cáncer cervical comienza con
cambios lentos y progresivos en las células normales y tarda varios años en
desarrollarse. Estos cambios progresivos se observan al microscopio colocando
las células extraídas mediante la técnica Pap sobre un portaobjetos. Los
patólogos han descrito estos cambios en distintos estadios que van desde la
normalidad hasta el cáncer invasivo.
DIAGNÓSTICOS
La Pap puede detectar de
forma exacta y poco costosa hasta un 90 por ciento de los cánceres cervicales,
incluso antes de que aparezcan los síntomas. En consecuencia, el número de
muertes por esta enfermedad se ha reducido en más del 50 por ciento. Es
recomendable que las mujeres se hagan su primera Pap cuando comienzan a ser
sexualmente activas o a partir de los 18 años y que lo repitan sucesivamente
una vez al año. Si los resultados son normales durante 3 años consecutivos,
entonces la prueba puede espaciarse y realizarla cada 2 o 3 años, siempre que
no se cambie el hábito de vida. Si todas las mujeres se sometieran a la Pap de
forma periódica, podrían eliminarse las muertes causadas por esta clase de
cáncer. Sin embargo, casi el 40 por ciento de las mujeres de los países
desarrollados no se hace la prueba regularmente.
Si se encuentra una masa,
una úlcera u otra formación sospechosa sobre el cuello uterino durante una
exploración pélvica, o si los resultados de las Pap indican una anomalía o
cáncer, se debe realizar una biopsia (extracción de una muestra de tejido para
examinarla al microscopio). La muestra de tejido se obtiene durante una colposcopia,
en la que se usa un tubo de visualización con una lente de aumento (colposcopia)
para examinar el cuello interno del útero minuciosamente y escoger el lugar
idóneo de la biopsia. Se realizan dos clases de biopsia: la biopsia en
sacabocados, en la que se extrae una diminuta porción del cuello uterino que se
selecciona visualmente con el colposcopio, y el legrado endo-cervical, en el
que se raspa el tejido del canal del cuello inaccesible visualmente. Ambos
procedimientos son un poco dolorosos y producen una pequeña hemorragia, aunque
juntos suelen proporcionar suficiente tejido para que el patólogo establezca un
diagnóstico. Si éste no resulta claro, se realiza una conización, en la que se
extrae una mayor porción de tejido. Por lo general, esta biopsia se realiza
mediante escisión electro quirúrgica en la propia consulta del médico.
Una vez que se ha
establecido el diagnóstico, se deben determinar el tamaño y la localización
exacta del cáncer (es decir, se realiza un estadiaje). El proceso se inicia con
una exploración física de la pelvis y varias pruebas (cistoscopia, radiografía
de tórax, pielografía intravenosa, sigmoidoscopia) para determinar si el cáncer
cervical se ha extendido a otras estructuras circundantes o a partes más
distantes del cuerpo. Así mismo, pueden realizarse otras pruebas, como una
tomografía computadorizada, una enema con papilla de bario y radiografías de
huesos e hígado, dependiendo de las características de cada caso.
TRATAMIENTOS
El tratamiento depende del
estadio en que se encuentre el cáncer. Si el cáncer está confinado a la capa
más externa del cérvix (carcinoma in situ), a menudo se puede eliminar el
cáncer por completo extrayendo parte del cérvix con un bisturí o mediante
escisión electro quirúrgica. Este tratamiento tiene la ventaja de no alterar la
capacidad de tener hijos. Pero ya que es posible que el cáncer vuelva, los
médicos aconsejan que las mujeres se realicen revisiones y Pap cada 3 meses
durante el primer año y cada 6 meses a partir de este momento. Si una mujer tiene
un carcinoma in situ y no desea tener hijos, es recomendable la extirpación del
útero (histerectomía).
Si el cáncer está en un
estadio más avanzado, es necesario realizar una histerectomía más una
extracción de estructuras adyacentes (histerectomía radical) y de ganglios
linfáticos. Los ovarios, si son normales y funcionan correctamente, no se
extirpan cuando las mujeres son jóvenes. La radioterapia también es muy
efectiva para el tratamiento del cáncer cervical avanzado que no se ha
extendido más allá de la región pélvica. A pesar de que causa pocos o ningún
problema inmediato, puede provocar irritación en el recto y la vagina. Las
lesiones en la vejiga y el recto pueden producirse incluso tiempo después, y
los ovarios, en general, dejan de funcionar.
Cuando el cáncer se ha
extendido más allá de la pelvis, a veces se debe recurrir a la quimioterapia.
Sin embargo, sólo es eficaz en el 25 al 30 por ciento de los casos tratados y
los efectos habitualmente son temporales.
FASES:
·
Estadio
I: el cáncer se encuentra localizado
en el útero y no afecta a los ganglios linfáticos de la pelvis (esta etapa se
puede subdividir en A, B, C dependiendo de la profundidad del tumor en la pared
del útero).
·
Estadio
II: el tumor se ha diseminado desde el cuerpo
del útero hasta alcanzar el cérvix o cuello del útero.
·
Estadio
III: la lesión alcanza otras estructuras
fuera del útero (ovarios, vagina, ganglios de la pelvis) pero permanece
confinado a la pelvis.
·
Estadio
IV: el cáncer puede afectar al recto,
vejiga y/o ha alcanzado otros órganos más alejados.
La gran mayoría de las pacientes se
diagnostican en las fases más precoces, por lo que el pronóstico en esos casos
es muy bueno.
Las células que forman el tumor de
endometrio se dividen en función del grado. El grado está en
relación al parecido que poseen las células tumorales con respecto a las
células normales del endometrio, e indica la velocidad con la que el cáncer
puede desarrollarse:
·
Grado
1 ó bien diferenciado: las
células se parecen mucho a las células normales y son tumores que crecen
despacio.
·
Grado
2 ó moderadamente diferenciado: guardan cierta semejanza con las células de origen y su crecimiento es
más rápido que en el grado 1.
·
Grado
3 ó indiferenciado: no se
parecen a las células de origen y crecen rápido y con más frecuencia se
diseminan.
Direcciones: https://www.aecc.es/SobreElCancer/CancerPorLocalizacion/cancerdeutero/Paginas/Fases.aspx
María José Chacón Pérez 1F